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Una nueva forma de estar en el mundo

Hay momentos en los que la vida se siente como un misterio. Como si estuvieras en medio de una obra de teatro, viendo cómo se desarrolla la escena, sin entender del todo cuál es tu papel. Pero ¿y si te dijera que la vida no es algo que simplemente te pasa? ¿Y si te revelara, con la suavidad de quien susurra un secreto sagrado, que tú estás profundamente implicado en todo lo que sucede?

La vida no está “afuera”. La vida, en realidad, sucede dentro de ti. Todo lo que ves, lo que escuchas, lo que te atraviesa… tiene raíces en tu mundo interno. Como si cada emoción fuera un pincel, cada pensamiento un color, y tú fueras el artista de tu propio paisaje. Es así de sencillo. Y así de profundo.

Pero claro, a veces olvidamos esto. Creemos que no tenemos poder sobre lo que sentimos, que las emociones aparecen como tormentas inesperadas, que los pensamientos son trenes que pasan sin que podamos bajarnos. Y no es del todo así. Porque existe en ti un lugar silencioso desde donde puedes observar, elegir, transformar. Un lugar desde donde puedes empezar a tener “control”. Pero no el control que aprieta, que exige, que encierra… sino el que abraza, que guía, que ilumina.

Ese control verdadero no se trata de dominar lo que sucede fuera, sino de conocer lo que se mueve dentro. Porque cuando aprendes a cambiar lo que sientes, a escuchar lo que piensas sin dejar que te arrastre, a actuar desde la conciencia y no desde el impulso… entonces, todo cambia. El escenario cambia. La energía de lo que vives cambia. Porque tú estás cambiando.

Y sí, esto requiere atención. Requiere elegirte una y otra vez, respirar antes de reaccionar, detenerte antes de juzgar. No se trata de hacerlo perfecto, sino de hacerlo presente. Porque solo cuando estás realmente presente, puedes mirar debajo de las cosas. Ver la información que hay más allá de lo evidente.

No se trata de catalogar, de poner etiquetas como si todo tuviera que encajar en una caja. Se trata de observar con el corazón abierto, sin prisas, sin conclusiones rápidas. De mirar una situación y preguntarte: ¿Qué me está mostrando esto de mí? Porque la vida habla. Todo el tiempo. Pero solo la escucha quien se atreve a bajar el volumen del ruido interno.

Y sí, hay veces que tendrás experiencias intensas, conmovedoras, transformadoras. Pero muchas de las comprensiones más profundas no vienen con fuegos artificiales. Vienen en forma de susurro. De una escena que parece simple, pero que te deja tocado. Vienen cuando algo resuena dentro de ti y sabes, sin saber cómo, que ahí hay una verdad para ti.

Eso es vivir como un viajero consciente. Como un ensañador que no solo sueña por la noche, sino también con los ojos abiertos. Que no busca aventuras para contarlas, sino verdades para habitarlas. Porque las experiencias más trascendentes no siempre son las que se pueden explicar con palabras, sino las que cambian silenciosamente la forma en la que estás en el mundo.

Y estar en el mundo así… es distinto. Es mirar sin querer definir. Es sentir sin quedar atrapado. Es recordar que tienes tentáculos que van más allá del cuerpo, que tu conciencia se extiende, que formas parte de algo inmenso. Y que ese algo te escucha, te guía, te refleja.

Pero para poder navegar ese todo, necesitas anclarte en ti. Reconocer tus mapas internos. Saber qué emociones te desvían y cuáles te alinean. Comprender que lo que sientes no está decidido por el exterior, sino por tu forma de estar presente en ese exterior. Porque si tú cambias lo que hay dentro, lo que hay fuera responde.

Esto no es solo teoría bonita. Es real. Tan real como el sol que sale cada día aunque no lo veas. Y lo mejor es que no necesitas llegar a ninguna parte para empezar. Solo necesitas detenerte, respirar, y observarte con honestidad. Esa es la puerta. Y lo que hay detrás… es una nueva forma de estar en el mundo.

Una forma donde tú eliges ser el alquimista de tus emociones, el creador de tus pensamientos, el sembrador de tu energía. Una forma en la que ya no te defines por lo que te pasa, sino por lo que haces con eso. Una forma más libre, más amorosa, más verdadera.

Y sí… a veces dolerá. A veces querrás volver a dormir. Pero cuando el alma ha probado lo que es vivir despierta, ya no puede olvidarlo.

Tú viniste a recordar. A despertar. A caminar con los pies en la tierra y el corazón en el infinito.

Esta… es tu nueva forma de estar en el mundo.
Y ya está naciendo en ti.

Foto de portada de Miltiadis Fragkidis en Unsplash

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